Hace unos meses
empecé a participar en la asamblea de AhoraMadrid Chamartín. Llegué despistado
en pleno proceso de elección de vocales vecinos y un tanto frustrado porque
tenía la sensación de que no había continuidad tras el aluvión de trabajo y entusiasmo
que culminó en las municipales. Descubrí que no era así, que hay mucha gente
trabajando en los ritmos lentos de las instituciones, pero de esa frustración
aprendí una primera lección que orienta mi trabajo en AhoraMadrid Chamartín:
una tarea inicial es dar a conocer a los vecinos del distrito quiénes somos,
qué queremos, qué hacemos, y ponernos a su servicio para invitarles a
participar y para canalizar sus propuestas.
Tras la
agitación de la elección de los vocales vecinos, el primer Pleno de la Junta
Municipal nos ha enseñado que la dinámica institucional tiene tiempos y modos
que no van en paralelo a los de un movimientos asambleario como el nuestro. De
repente nos hemos encontrado con la necesidad de articular propuestas
concretísimas y de responder a las de los otros grupos políticos, y nos hemos
dado cuenta de que para no errar el tiro se necesita un alto nivel de conocimiento
del distrito y sus realidades y al tiempo la capacidad de captar las sutilezas
y segundas lecturas de las propuesta políticas. Para los que no estamos
familiarizados con el funcionamiento de las instituciones, ha sido una lección.
Las instituciones no se dejan tomar por las buenas, tienen una resistencia al
cambio poderosa y sutil a la vez.
A la hora de presentar propuestas y
empezar el trabajo de convertir la Junta en un instrumento de cambio, deberíamos
tener claro el plan de acción, saber cuáles son las propuestas prioritarias,
definir unas cuantas en cada una de las áreas de trabajo, combinar las
cuestiones más abstractas con otras que entren al detalle, y hacerlo de modo
que sean factibles y no meras declaraciones retóricas. El reto es preparar
esto, además, desde una asamblea y en colaboración con las organizaciones del
distrito.
Me parece que urge definir el programa
de AhoraMadrid Chamartín para estos cuatro años. No podemos presentar una vez
al mes una batería de propuestas desconectadas y sin continuidad. Si no tenemos
un programa, estamos condenados a funcionar a base de ocurrencias. No tendremos
argumentos para decidir si apoyamos o rechazamos las propuestas de los otros
grupos políticos. No tendremos mapa ni ruta y nos dedicaremos a dar vueltas
para volver al mismo lado. Y cuando acaben los cuatro años nos daremos cuenta
de que estamos exhaustos, de que el trabajo no ha servido para lograr los
objetivos.
Hacer un programa político no es
fácil. Pero Ahora Madrid tiene uno y es el programa que los vecinos de Madrid
construyeron colectivamente y votaron masivamente. Se trata de ver cuáles de
los puntos del programa tienen una dimensión distrital y qué iniciativas se
pueden llevar a cabo, de manera concreta, en nuestros barrios para lograrlo. Y
a partir de ahí ya podremos definir prioridades y organizar tiempos y tareas.
Seguro
que hay herramientas informáticas que permiten trabajar el documento. Pero
también hay dinámicas que permiten organizar ideas desde una asamblea. Y no
podemos olvidar que este programa tiene que salir de los vecinos, no solo de
los que participan en la asamblea. Habrá que decidir de qué manera se hace.
Pero hay que poner manos a la obra y ponerse un plazo. Porque el tiempo vuela,
el trabajo cansa y la oportunidad es un tren que hace pocas paradas. Y esta es
nuestra parada y nos toca conducir este tren. Pero no sólo necesitamos
fogoneros, también un mapa que guie el viaje.
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