16 de febrero de 2009

Mis discos del año 2008

Hasta que los cambiantes aires del mundo editorial decidieron que no merecía la pena tener colaboradores aportando contenidos en LaNetro.com, ahora propiedad del grupo Planeta (que ya se ha cargado ADN Digital para que su cuenta de resultados no llore demasiado), hacía mi lista de discos del año.


Ahora, liberado de la obligación de tener que escuchar media docena de discos nuevos a la semana, estoy menos al día pero degusto mejor lo novedoso y me urge menos conocerlo. No siento la urgencia del periodista en busca de la noticia. Me he dedicado a reescuchar los discos con los que empecé a hacerme un criterio, a rebuscar en mi discoteca en busca de material polvoriento, o a bucear en la web en busca de material que supla un disco desaparecido o una cinta ya jubilada.


Pero sigo con la pulsión de decirle al mundo cual es mi criterio: los críticos somos una plaga, nunca dejamos de serlo. Es una forma de serlo aunque sea en la intimidad (el que tenga dudas, que vea y lea Alta Fidelidad). Estos son mis discos del año:


Señor Chinarro: Ronroneando

Un disco que está en la mayoría de las listas. Quizás no le había prestado la atención debida a Antonio Luque, pero el intimismo de las letras, la mala leche contenida, la desesperación rumiada y lo agridulce de la experiencia amorosa cuando se hace convivencia, hacen de este disco un clásico. Envuelto en melodías suaves, frágiles a veces, poderosas en la memoria que las manda a la garganta para ser cantadas.


Elliot Brood: Mountain Meadows

Puede que haberlos conocido en directo haya mediatizado mi evaluación. Estos tres canadienses son una bomba, hacen que los instrumentos acústicos suenen como apisonadoras (si, la referencia a los Violent Femmes es clara). Pero es que cuando se escucha en disco Write in all down for you o The bridge, con guitarras llenas de poderío, con la voz rasposa y llena de emoción, uno tiene la sensación de que estos tres tipos podrían hacer bailar a todo un estadio lleno de gente sin darle para nada a la distorsión. Y yo los vi en un Moby Dick semivacío en primera fila: un pelotazo.


Por cierto, todo el mundo está de acuerdo en que el disco de Russian Red es de lo mejor del año. Bueno, a mi no me emociona gran cosa. Bien hecho, correcto y meritorio, pero va a resultar que no es lo mío.

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