25 de octubre de 2015

Gila en el vicerrectorado



Las cadenas de  correos electrónicos, las angustias compartidas, las múltiples muestras de apoyo, las llamadas telefónicas a deshoras  y los whatsapp desquiciados del jueves anterior al inicio del curso en la Universidad Complutense solo se pueden entender si aceptamos que por una horas el humorista Gila volvió a la vida y se hizo con el control de vicerrectorado de profesorado. ¿Está la vicerrectora? Que se ponga.


El miércoles 30 de septiembre se celebró una asamblea de la plataforma de profesores no permanentes de la Complutense. Allí se denunció que los titulares interinos cuyas plazas estaban en proceso de reconversión se iban al paro hasta que se resolvieran los concursos, en lugar de ser contratados como profesores visitantes, la figura usada habitualmente para cubrir estos lapsos de tiempo entre contratos de diferente tipo.

A las 10:30 de la mañana del jueves llegaba un correo con el acta de la asamblea. Como mi contrato de profesor ayudante doctor también estaba para terminar y el concurso de Contratado Doctor (interino) aún no ha sido publicado, me empiezo a inquietar. ¿Esa es la política de la UCM para todas las situaciones? ¿Y yo tan "tranquilo" pensando que la conversión a visitante era automática? Llamo a personal de mi facultad. No saben nada, siempre se avisa unos días antes para pasar a firmar y el cambio a visitante es automático. Pregunta a fulano en rectorado cuando os van a llamar. Fulano no puede atenderme, pero su compañera, tras consultarle, me dice que no sabe nada, que (palabras literales) “están esperando a que alguien diga algo”. ¿Y me voy el lunes a dar clase sin contrato? ¿Sabes que es ilegal e inmoral, no? No, si yo te entiendo, pero.... En ese momento me di cuenta de que mi teléfono estaba intervenido y manipulado por Gila.

Mando un mensaje a la lista de PNP. No soy en único AD es esta situación. Que nos vamos todos al paro y aquí nadie mueve un dedo. Nosotros al paro y los alumnos a la mierda, el curso empieza el lunes y se nos espera en las aulas. Llamo a mi directora de departamento. A ella siempre le han dicho que todo va a ser automático. Mi cabreo crece más o menos a la misma velocidad que mi pánico, escribo.

Es un momento ideal para meterte en el coche con tres niños y 600 km por delante. Tienes todo el tiempo del mundo para morirte de miedo, maldecir, pensar en que tenías que haber hecho las cosas de otra forma, urdir un plan B para ganarte las castañas.  Paro a comer. Los mensajes no dejan de llegar. Hay convocada una Junta de Personal para el lunes con este único tema en el orden del día. Muchos otros cuentan más o menos lo que yo. Que dice la vicerrectora que de hacer visitantes a los interinos, nada, que ya avisó a los departamentos.

Una compañera comunica que se la acaba de convocar a una reunión con la vicerrectora esa misma tarde para ponerla al tanto de su situación laboral. Miro mi correo y no hay nada. Llega un whatapp de un compañero de departamento: “felicidades que ya firmas”. ¿Pero tú no has visto la que hay liada a través de la lista de correo? Sí, pero me ha dicho la vicedecana que habló hoy con personal de la facultad y que ya te van a llamar. Vaya, con esos también hable yo y no sabían nada. Y ahora ya no hay nadie en la oficina. Jesús dice que su decano le ha dicho que le han dicho que no hay problema, que se renuevan automáticamente las plazas. Llama la vicedecana, que sí, que ya nos llaman a firmar a todos. Y si el lunes no te han llamado, habla con la decana.

A punto de cortarme las venas y mientras arranco el coche de nuevo, llamada de Roxana. Ha hablado con personal y ha preguntado expresamente por nuestros dos contratos. Los están redactando, si no es el viernes os pasáis el lunes a firmar. Parece que “alguien ha dicho algo”. Ya en destino, recibo un mensaje con un resumen de la reunión de los interinos, los únicos convocados, con la vicerrectora. Todos visitantes hasta que por fin terminen los procesos de los concursos. Es posible que la presencia de los presidentes de las Juntas de personal haya ayudado un poco a encontrar tan rápido una solución que esa mañana parecía improbable.

Todos respiramos y hasta dormimos a pierna suelta. Pero de esta irrupción del surrealismo (en su vertiente más inquietante) en nuestras vidas laborales y en la política de profesorado de la Complutense deberíamos aprender algunas lecciones.

1.    Hay gente que tiene la vida resuelta que toma decisiones sobre la vida de mucha gente que la tiene en el alambre, y parecen no darse cuenta de que lo que para ellos son meras decisiones burocráticas o académicas están amargando la existencia de muchos y creando un clima laboral nauseabundo.
2.    Algo pasa en el Rectorado cunado los vicerrectores termina por interiorizar los objetivos gerenciales de cuadrar presupuestos y los anteponen a los suyos propios. En este caso, parece que la jugada pasaba por ir ahorrando un mes aquí y otro allí en salarios sin atender a que eso implica menos profesores, clases desatendidas y empeoramiento de la calidad educativa, que se supone es el objetivo del vicerrectorado de profesorado.
3.    Los procedimientos administrativos de esta universidad son lentos e ineficaces. Plazas solicitadas hace meses y con toda la documentación en regla no se han convocado aun. Tras meses con todo listo, un día te llaman porque necesitan que adjuntes un papel en un par de horas porque hay que subir la documentación a la comisión académica. ¿Nuestros muy poblados servicios centrales no son capaces de hacer su trabajo? “Alguien tiene que decir algo” refleja la ineficacia y la escasa transparencia de los procedimientos. Como decía un compañero una vez solucionado el embrollo, empiezan a ser evidentes las responsabilidades y distracciones
4.    Las cosas solo se soluciona por medio de la acción colectiva y metiendo mucho ruido. Cuando todos los implicados comienzan a llamar, y se suman decanos, directores de departamento y representantes electos, el famoso “alguien” se pone a hacer “algo”.
5.    El apoyo de los compañeros cuando cuentas tus problemas y tus temores no los arregla, pero te da un plus de energía para encararlos. Gracias a todos los que manifestaron su apoyo y sobre todo a los que se pusieron a llamar a los que tienen capacidad de decisión e influencia. Entre ellos, nuestros representantes a nivel sindical, que han dado el do de pecho.
6.    No se puede levantar el pie del acelerador. En cuando te confías y crees que todo está en marcha, ya la has liado. Hay que estar, en lo personal y en lo colectivo, aventando el horizonte como águilas en busca de la presa. La burocracia no entiende de compromisos y la política académica los hace papel mojado cuando colisionan con otros.

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